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El aire tóxico en una comunidad latina de Texas revela los fallos del sistema estatal de control de calidad del aire  科技资讯
时间:2024-03-14   来源:[美国] Daily Climate

En enero de 2004, varios miles de personas en el Miller Outdoor Theatre del Hermann Park vieron cómo Bill White se convertía en el nuevo alcalde de Houston. En su discurso inaugural, White dijo que mejoraría la calidad del aire de la ciudad abordando problemas crónicos como la contaminación por ozono y benceno.

En Texas creemos en los derechos de propiedad y nadie es dueño del aire salvo el público. Nadie tiene derecho a alterarlo químicamente ni a perjudicar a nadie, punto. Fin de la historia , dijo White con su voz lenta y ronca.

La contaminación se había agravado en la ciudad —sobre todo en la creciente zona industrial del canal de navegación— y la información sobre la calidad del aire era tan escasa que grupos de vecinos construyeron sus propios dispositivos de medición caseros y de bajo costo, inspirados en el diseño del abogado Edward L. Masry, con quien trabajó la activista Erin Brockovich en California. La gente empezó a recoger muestras de aire utilizando botes de pepinillos y cubetas de pintura de plástico.

El Houston Chronicle publicó que eran como un equipo de Nancy Drews modernas , refiriéndose a la joven detective de la saga de misterio creada en los años treinta, porque anotaban en sus calendarios de cocina, junto a las citas con el médico y las actividades de la iglesia, los aromas que llegaban de las refinerías, describiéndolos como a olores a nabo o esmalte de uñas .

Ese mismo 2004, White compareció ante los comisionados de la TCEQ y criticó a la agencia estatal por la falta de datos, en tiempo real, sobre la calidad del aire en su página web.

El alcance de la contaminación industrial en la zona se puso de manifiesto en 2005, cuando una serie de cinco artículos del Houston Chronicle, titulada In Harm s Way , descubrió que cuatro barrios estaban tan cargados de químicos tóxicos que era peligroso respirar. Colgando monitores de aire en juegos infantiles, ventanas, tendederos o azoteas detectaron altos niveles de benceno y del gas carcinogénico 1,3-butadieno (que huele a gasolina), lo que desencadenó un debate público.

Tras la investigación del periódico, White emprendió acciones legales contra Texas Petrochemicals Company, una empresa con un historial de infracciones ambientales tal, que se creía que era la fuente de los contaminantes elevados y peligrosos del aire en el este de Houston. La petroquímica accedió a firmar un documento comprometiéndose a reducir la emisión de 1,3-butadieno e instalar un sistema de vigilancia en su perímetro. Tras el acuerdo, la planta redujo esas emisiones en un 58%, según los informes.

En 2006, una investigación de la TCEQ reforzó lo que había descubierto el periódico: concentraciones elevadas históricas de benceno y de 1,3-butadieno en los monitores de Galena Park, Manchester y otras comunidades cercanas al canal de navegación.

Décadas antes de la cruzada de White, Texas era considerado pionero en el sistema de monitoreo del aire. En enero de 1972, un año después de que la EPA adoptara nuevas regulaciones con los seis contaminantes criterio, el estado instaló la primera estación de monitoreo continuo con resultados casi en tiempo real. Fue colocada en el aeropuerto del Condado de Jefferson, en Nederland, y medía el ozono. En el mismo año, Texas puso una estación igual al sureste de Houston.

Hoy en día, la red texana es una de las más grandes del país con 228 estaciones de monitoreo, incluidas 47 en Houston. Cuatro, contando la de Cloverleaf, son propiedad de la HRM. De todas, solo cuatro miden formaldehído.

Smith dice que los monitores de la industria se instalaron para obtener sus propios registros sobre la calidad del aire para cuando soliciten permisos de expansión. Y para cubrir la necesidad de más monitores por parte de la TCEQ que, de acuerdo con Smith, está escasa de recursos. Las máquinas son caras, algunas cuestan hasta $500.000.

No todos los condados disponen de monitores, en la cuenca del Pérmico hay pocos aunque es la región productora de petróleo más grande y activa del país. Según respondió la TCEQ en un correo electrónico, los monitores los coloca de manera estratégica en el estado.

El sitio web de la TCEQ dispone de un informe diario que muestra los niveles de ozono y material particulado en las áreas metropolitanas de Texas, usando un sistema por colores: verde, amarillo y rojo. La base de datos contiene información en tiempo real de los contaminantes en el aire para la zona que seleccionaron los usuarios.

Pero los datos están organizados en hojas de cálculo y mapas de colores: un mar de cifras sin contexto que al final significan poco para alguien que no esté familiarizado con el tema.

houston air pollution

Ebrahim Eslami, científico investigador del Centro de Investigación Avanzada de Houston (HARC, por sus siglas en inglés), señala los gráficos de la calidad del aire en su oficina de Spring, al norte de Houston. “Es realmente confuso”, dice Eslami sobre navegar por el sitio web de la Comisión de Calidad Ambiental de Texas. Es una tarea muy, muy tediosa incluso para mí .

Fotos de Go Nakamura/The Texas Tribune

Ni siquiera mi esposa, quien ha presenciado muchas charlas sobre la calidad del aire por más de una década, sabe cómo leer los datos , dice Ebrahim Eslami, investigador científico del Centro de Investigación Avanzada de Houston mientras señala un número en el sitio web de la TCEQ. El ciudadano promedio no lo sabe. No se indica si 11 es malo o bueno o no lo sé .

Eslami ha comparado el sitio de Texas con el de Luisiana, que indica a los usuarios, en la misma página en la que están las lecturas de calidad del aire, si un contaminante está presente en niveles superiores o inferiores a los permitidos, facilitando así su lectura.

Gulf Coast petrochemicals

Ebrahim Eslami dice que los gobiernos locales y las organizaciones medioambientales se están esforzando por cubrir muchas lagunas en el monitoreo del aire.

Foto de Go Nakamura/The Texas Tribune

En Cloverleaf, la casa de Lazo bulle de energía una tarde de diciembre: sus seis hijos están reunidos para las fiestas y ella ha colocado un imponente árbol de Navidad de color azul y plateado en el salón.

Lazo tiene curiosidad por saber más del sistema de calidad del aire exterior. Toma su teléfono y entra por primera vez a la página web de la TCEQ. Mira el mapa de Texas con las cejas levantadas: Aquí nomás (veo) puros cuadritos. No voy a saber qué es lo que es si no explican ellos”.

La madre hace un acercamiento en la pantalla al monitor de aire de Cloverleaf. Luego, otro clic en una lista de contaminantes: benceno, 1,3-butadieno, ozono, tolueno. Los niveles aparecen en un gráfico similar a un velocímetro, pero no indican si son malos o buenos. No lo entiendo en absoluto , dice, frustrada.

Le gustaría poder leer esa información como un parte meteorológico del día, algo que todo el mundo entendería. Su gran deseo es uno solo: “Poder disfrutar más de la naturaleza con mis seres queridos, poder estar al aire libre .

Gulf Coast petrochemical air pollution

Alina Lazo ve un video mientras su madre, Cristina Lazo, mira desde la puerta de su casa, en Cloverleaf, y habla por teléfono. A veces el viento trae “olor a químico” y “se ve el polvo” que ellas están inhalando, dice Lazo.

Foto de Danielle Villasana/The Texas Tribune

El sistema estatal de control de la calidad del aire también le ha fallado a las personas en Texas en los momentos más necesarios: durante accidentes industriales cerca de sus hogares. Según datos recopilados por la Coalición para Prevenir Desastres Químicos, un grupo de organizaciones que lucha por la justicia ambiental, en 2023 Texas registró 49 incidentes químicos, incluidos incendios, explosiones o emisiones tóxicas, el número más alto de todos los estados. Esta cifra triplica la cantidad de incidentes de 2022, año en el que se registraron 15.

El 17 de marzo de 2019, llamas altísimas y humo negro brotaron de Intercontinental Terminals Company (ITC), una planta de tanques químicos en la ciudad de Deer Park, junto al Canal de Navegación de Houston. Mientras los bomberos luchaban para extinguir el incendio químico, los habitantes en el área se preguntaban qué hacer.

Las autoridades de Deer Park aconsejaron a la población que se refugiara en sus casas en dos ocasiones: durante las 18 horas posteriores al inicio del incendio y, de nuevo, solo tres días después. ¿Por qué?

El comisionado del Condado de Harris, Adrián García, cuenta que solicitó al estado información que pudiera ayudar a responder las preguntas de los ciudadanos. Pero el monitor de calidad del aire de Deer Park más cercano al incendio ―que la agencia estatal denomina una de las estaciones de control del aire más completas de la red de (la) TCEQ ― no registró datos de las sustancias químicas cancerígenas durante los primeros dos días de la catástrofe, porque el monitor no estaba funcionando.

Cann, la portavoz de la agencia, dice que una parte del monitor que lee y evalúa la calidad del aire “requería reparación” y tuvieron que hacer comprobaciones y calibraciones de control de calidad.

Para García, en cambio, Texas dejó al condado mal parado ante una crisis. Sintió que la TCEQ no estaba dando la información necesaria sobre la gravedad de la contaminación.

Durante tres días, cientos de personas en Deer Park acudieron a las clínicas móviles de salud del Condado de Harris con mareos, ritmo cardíaco acelerado y dolores de cabeza. Los síntomas persistieron incluso cuatro días después de que el fuego se extinguiera.

Unas 11 horas después de comenzar el incendio, los investigadores de la TCEQ usaron monitores de aire portátiles para medir los compuestos orgánicos volátiles, el sulfuro de hidrógeno y el monóxido de carbono. En una cronología de los hechos que la agencia medioambiental presentó a los legisladores locales un mes después, solo describieron ligeros olores”, sin detección de “lecturas preocupantes .

“No tengo ninguna confianza en TCEQ porque yo sé que TCEQ está más disponible para trabajar y existir para la industria que para la comunidad , sentencia el comisionado García en español.

Cinco días después del incendio, la EPA envió un laboratorio móvil que recorrió la zona durante los dos meses siguientes. Una investigación de The Texas Tribune de 2023 descubrió que esas unidades móviles captaron niveles peligrosos de benceno, aún después de que se levantaran las medidas de protección de salud pública.

El 31 de marzo de 2019, por ejemplo, dos semanas después de las primeras llamas, inspectores estatales y federales registraron todavía concentraciones elevadas de benceno en el aire de los barrios aledaños y cerca de una escuela primaria. Pero la autoridad texana no informó a la población sobre esos picos sino hasta la mañana siguiente.

El benceno provoca cáncer tras exposiciones reiteradas. Además de irritar la garganta, los ojos y afectar al sistema nervioso central cuando se inhala en grandes cantidades durante un breve periodo de tiempo. Fallos como este no pueden producirse en tiempos de catástrofes medioambientales , escribió Air Alliance Houston a la TCEQ cuando ITC solicitó la renovación de su permiso de operación. “Los miembros de la comunidad deben conocer perfectamente qué contaminantes hay en la atmósfera y los efectos que pueden tener sobre ellos .

Los habitantes recurren al uso de sus propios monitores
     原文来源:https://www.dailyclimate.org/el-aire-toxico-en-una-comunidad-latina-de-texas-2667509045.html

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